En las malas mucho más

Gracias por las lágrimas derramadas. Las suyas, las mías -no puedo negar que un par se me cayeron al ver la premiación- y seguramente la de otras muchas personas que vieron el partido.

Ver a Mariela Scarone cuando cantó el himno antes del juego me erizó la piel de orgullo, y mucho más cuando recibió la medalla. Rocío Sánchez Moccia al taparse la cara con el muñeco mascota también. Y Delfina Merino que ni miró la presea. Gracias a todas. Desde las más chicas que debutaban en Panamericanos hasta Lucha y Sole, las más experimentadas y con cientos de test matches y títulos en la espalda.

Qué me importa el 4 a 2 a favor de Estados Unidos. Es sólo un resultado. Hoy la anécdota dirá que Argentina perdió por primera vez la final de un Juego Panamericano, desde Indianápolis 1987, cuando la rama femenina se sumó a la competencia. Pero la noticia es la hidalguía de estas jugadoras. Porque las lágrimas significan que no se conforman con un segundo premio consuelo, y estoy seguro que se levantarán con más fuerza de esta leve caída.

Mañana, todos con los caballeros. Ellos también intentarán mostrar su hombría luego del sinsabor de la final perdida en Río 07. Ya habrá tiempo de análisis, hoy sólo queda lugar para la emoción y el apoyo pese a la derrota.