Dublin, 1994. Aquí se empezó a delinear la figura del monstruo que es hoy Argentina en hockey sobre césped. El segundo puesto obtenido en la Copa del Mundo a simple vista es insulso, pero el contexto era muy distinto al actual. ¿Canchas de agua? Qué es eso. ¿Acompañamiento gubernamental? Antes habría que ver si hoy la disciplina lo tiene.
Lo cierto es que Argentina obtuvo una meritoria presea de plata, el primer gran logro en la escena internacional de la historia. La batuta principal la llevaba una delantera que enaltecería el número 11, Karina Masotta, y que posteriormente fue elegida como la Mejor Jugadora del Mundo ese año.
Los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y un nuevo segundo puesto revalidaron lo hecho en Irlanda seis años atrás y también el 4º lugar en Utrecht ´98. Luego de la derrota con España por la segunda ronda, en el camino para intentar acceder a la final había escollos complicados: Holanda, China y Nueva Zelanda.
Y aquí realmente empezó la mística. Inés Arrondo se vistió de diseñadora de moda y creó el logo emblema del hockey femenino, la leona, ese que potenció las fuerzas a un nivel fuera de lo racional. Cecilia Rognoni describió sus sensaciones y la poderosa influencia del felino dibujo: "Cuando vi la camiseta con la leona, parece una pavada, pero me dio una fuerza extra. Me dije a mí misma no podemos perder". Pavada o no, se anotaron tres victorias al hilo frente a rivales de jerarquía para conseguir la primera medalla olímpica de la historia del hockey femenino nacional.
Rognoni, fundamental en el Champions 01 |
Luego de una ronda inicial con cuatro victorias y una derrota ante el local, Argentina clasificó a la final. Y la definición fue ante la selección naranja. Los tantos de Cecilia Rognoni, Mercedes Margalot y Karina Masotta catapultaron a Las Leonas de Sergio Vigil al centro de la escena del hockey femenino.
Copa del Mundo Perth 2002. El grito de "Campeón" estuvo atravesado en las bocas argentinas durante los 70 minutos, pero debió esperar hasta los penales. El empate a 1 de las holandesas llegó a dos minutos del final. Alargue y penales. Luciana Aymar fue la MVP del mundial; Karina Masotta quién levantó el trofeo y la galardonada como Mejor Jugadora del Mundo. Pero fue otra jugadora con menos laureles la que entró en la escena final.
Mariela Antoniska se vistió de Wonder Woman, y cambió los kickers y pachs por unas relucientes botas rojas. Penal 16. Frente a ella estaba Fátima Moreira de Melo en la ronda de muerte súbita. Y la arquera se tiró abajo, a la derecha, donde duermen las arañas, y desvió el último tiro. Título, premio al Fair Play, casi todo se llevó Argentina de la tierra de los canguros: paradójicamente, Antoniska no fue elegida la mejor arquera del Mundial, pero a esa altura poco importaba.
Copa del Mundo Rosario 2010. El cierre perfecto para una década sensacional. El año pasado los certámenes internacionales tuvieron los colores celeste y blanco en lo más alto. Champions Trophy en Nottingham que coronó el tricampeonato (también se obtuvo en Sydney 09 y en Monchengladbadch 08) y mundial en la ciudad del Monumento a la Bandera.
No fue un Mundial más. Porque fue de local. Porque fue a pocos metros de la casa de tal vez la mejor jugadora de la historia del deporte -sí, obvio, de Lucha hablo-, en acaso su última Copa del Mundo.Y Argentina otra vez se llevó el souvenir más preciado que puso la FIH.
Sin las Oneto, las Masotta, las Aicega o las Rognoni. Sin Sergio Vigil. Pero con la cantera llena de talento para seguir sumando alegrías con los dientes apretados. Y con una firme idea establecida que traerá pan bajo el brazo: el hockey dejó de ser un deporte de élite en el país para transformarse en una disciplina al alcance de todos.
Está bien armado y bien justificado. Quizá alguna fotito más en el recorrido de la nota habría aportado algo.
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