sábado, 5 de noviembre de 2011

¿Las Leonas no pueden perder?

Estaba usando el facebook, a una semana de la medalla de plata de Las Leonas, y vi por ahí un comentario sobre un posible cambio en la toma de decisiones del equipo que me movió los cimientos. Cada uno se puede expresar, pero sentí que cortaron por lo fácil. "No todas son leonas, hay leonas y leoncitas... me parece que habrá replanteos y retoques en el equipo...tentarán a dos o tres leonas vigentes en sus clubes y fuera de la selección", decía concretamente el mensaje.

 El objetivo de la clasificación olímpica se vio demorado en los Juegos Panamericanos. Las Leonas no le encontraron la vuelta a un rival que cedió terreno y bocha durante los 70 minutos para salir rápido de contraataque. Estados Unidos tuvo como principal virtud la efectividad de sus atacantes y Argentina ayudó con una tarde imprecisa, pero ¿se puede cuestionar un proyecto de años por un segundo puesto en Guadalajara?

Ser el mejor equipo del mundo significa un plus importante desde cualquier ángulo. Al mismo tiempo, los oponentes te estudian y encuentran motivación al enfrentarte, y eso a la vez te potencia para tu propia superación. Argentina llegó a la final de los Panamericanos como vigente campeón del mundo y número 1 del ranking de la Federación Internacional -ahora el mejor ubicado es Holanda-, motivos suficientes para ser el rival a vencer.    

El plantel femenino de hockey de Estados Unidos entrenó con los Navy Seals, que, básicamente, son fuerzas especiales de la armada norteamericana. El objetivo era concreto: el oro panamericano y el único pasaje directo a Londres que este acarreaba. Una muestra elocuente de la preparación y análisis que sufren a cada test match las dirigidas por Carlos Retegui.

La mayor destreza técnica individual y grupal de las jugadoras argentinas es indudable, cualquiera sea el oponente de turno. Argentina perdió, sí, pero con un rival que se preparó con los Marines durante 18 meses.  Entonces, ¿es válido tildar de fracaso el desempeño en tierras aztecas?¿Hay que desvalorizar la categoría de las más jóvenes del plantel? Delfina Merino, por ejemplo, es un talento precoz que ya se consagró campeón del mundo en Rosario 2010. 

La distinción entre Leonas y Leoncitas me parece fuera de lugar, desacertada. Porque Rocío Sánchez Moccia, Josefina Sruoga, Victoria Zuloaga y la mencionada Merino, las más chicas, tuvieron pocos minutos en la final ("Vicota" Zuloaga ni siquiera tuvo la posibilidad de ingresar en el match decisivo) y no se las puede hacer responsables de un mal día. Además, en los cotejos previos demostraron estar a la altura de las circunstancias: no que fueron a ver si el técnico las ponía de casualidad, no fueron a hacer turismo.  

Y si la diferenciación apuntó con ironía al volumen individual de juego, en ese caso si considero que hay que preocuparse. Se perdió un partido, pero no hay que dramatizar la realidad de un equipo que hace una década no baja del podio -excepto los cuartos puestos en los Champions Trophy 03, 05 y 06- en cada torneo internacional que disputa. Luciana Aymar aseguró que hay que aprender de esta derrota y que el recambio generacional afectó un poco, sí, pero también admitió la calidad y capacidad del plantel para levantarse del pequeño mal momento.

Los tres tantos que sufrió Argentina en la fase de grupos ante Canadá (victoria 7 a 3) prendieron alguna alarma defensiva. Tal vez venga por ahí una modificación. Puede que llamen a alguna Leona desafectada en esta última convocatoria, y en ese caso Giselle Kañevski puede picar en punta por combinar experiencia y juventud, pero ¿quién saldría? Porque castigar a Sofía Maccari por el desvío en contra en el primer gol estadounidense sería demasiado facilista. Y más si se tiene en cuenta que los desacoples fueron generales, maximizados por virtudes de un rival que aprovechó de forma integral cada contraataque que tuvo. Tiempo de parar la bocha y analizar, pero no olvidar que sólo se perdió un partido.

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