"¿Los goles?, para mi familia". Con timidez, casi desconfianza, Gonzalo Peillat dedicó el hat trick que le convirtió a los sudafricanos ante los micrófonos. Por el contrario, minutos atrás había arrastrado con una notable convicción los corners cortos del seleccionado en un Juego Olímpico, poca cosa para el más joven del plantel ¿no?.
Me voy a ir por las ramas contando algo ajeno al último partido del Grupo A en el que se consiguió la única victoria argentina hasta el momento (en realidad, casí siempre tratamos de informar así, buscando alguna imagen o historia que sobresalga además de la mera crónica, aunque a veces no lo consigamos):
Mitre-Hurling, el año pasado. Los de San Martín eran líderes; Hurling, penaba una vez más en el lote de abajo. Iba a ver a un amigo del team irlandés, y de paso, el partido. Llegué a los 10 ó 15 del primer tiempo y en el aire había olor a match definido.
Pregunté el score y fue rotundo: 4 a 0 con tres del "Acha". Ya tenía conocimiento de la existencia del "99" mitrero, pero ahí tomó mayor dimensión su mito. Es una bestia, pensé en aquel entonces. Le perdí el rastro, su nombre desapareció para mí hasta que lo escuché sonar en las listas para los Juegos. Y me ilusuioné con su presencia, para mí tenía que estar.
No me impresionó la cantidad de goles -si mal no recuerdo, Lucas Argento metió los cinco de GEBA ante Ducilo en el play off y no me causó el mismo impacto-. Puede que sí haya sido el lapso de tiempo en que los convirtió, o tal vez ese apodo a leñador furioso. Lo cierto es que mi inconciente le adosó a su imagen un aura divina. Y en Londres lo estuve esperando. No sabía si iba a jugar de titular, si entraría unos pocos minutos o si se acalambraría sentado de tanto comer banco de suplentes.
Pero si entraba, iba a mojar. Era mi carta en los cortos, en esa carrera en la que Ignacio Bergner y Pedro Ibarra corrían desde atrás. Me reconfortó el gol del empate ante Australia, pero dejó gusto a poco. Por eso el hat trick ante Sudáfrica fue una caricia al corazón, como si yo lo hubiese convocado, como si yo lo hubiera descubierto en el potrero de San Martín.
Ahora sí, volviendo al 6 a 3 nacional, Pablo Lombi señaló la vocación de ataque de sus dirigidos: "Hoy fue un equipo totalmente ofensivo. Necesitábamos ganar ante un rival que estaba en el ranking por debajo nuestro: marcamos la diferencia y eso es bueno. Demostramos que hay gol, juego y cabeza". Pensando en el cruce ante Nueva Zelanda, el técnico destacó que "nos queda un gran partido, pelearemos por el noveno lugar y para nosotros va a ser importante defender el noveno puesto que tenemos en el ranking.
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