Atónito quedó el defensor. Pasmado. Con la boca abierta y un gesto de admiración por la sutileza sufrida, se resignó a mirar desde un lugar preferencial lo que vendría. Ya estaba escrito. El delicioso caño que le tiró Santiago Castaño en su camino hacia el arco visitante alcanzó para sellar el pacto que le posibilitara a esa corrida acceder a ese lugar vip al que solo están acreditados los golazos. Estéril fue el achique del arquero, inútil el cierre de los otros defensas. El Loco definió al primer palo y así coronó un triunfazo de Ciudad B ante GEBA.
Había tenido una chance nítida Castaño, pero Fernando Fioroni se la había negado, como diciéndole este gol no es digno de una castañeta y un festejo demente tuyo. En ese momento, los dirigidos por Víctor Saenz caían ante los mensanas por el corto que el platinado Lucas Argento había transformado en el 1 a 0. En la segunda etapa, GEBA tuvo otras dos situaciones claras para desnivelar: Fernando Ricci se lo sacó a Lucas Cammareri en la línea e Ignacio Anaya no pudo ante el arquero local.
Como anticipando su mágico gol -el tercero de Muni-, Castaño dejó solo a Matías Luppani para el empate. Y cinco minutos después, a los 20, otra vez Luppani capturó un rebote para dar vuelta el resultado.
Hay que darle un pulgar arriba al arquero de Núñez por varias intervenciones y como si fuera poco un penal que le tapó abajo a la derecha a Cammareri (en el epílogo del partido). El diploma olímpico se lo llevó el goleador de la tarde, Matías Luppani, pero, lejos, el oro fue para la fantasía de un Loco.
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