martes, 7 de febrero de 2012

El juego en equipo apareció en la final

Dejé pasar unas horas para poner no escribir con los sentimientos del fanático, del hincha, y para evitar caer en algunas frases muletillas como "fuimos de menor a mayor". La victoria contra Holanda fue un paso muy grande para las Leonas y hasta les dio un manto de invencibilidad, pero la realidad es que el pico de rendimiento del seleccionado nacional apareció en la final ante Gran Bretaña.

Al número uno del ranking FIH y campeón olímpico, Holanda, se le arrebató el triunfo en semifinales con la convicción de la entrega, con temperamento, con el plus abismal del calor de la sangre en un duelo clásico. La actitud fue 10+ pero el funcionamiento podría haber sido mejor en ambas mitades de la cancha.

Contra Gran Bretaña apareció el equipo creativo, compacto y sólido, ese que tiene a Luciana Aymar como cerebro pero que encuentra receptores libres para crear sociedades con Pelusa y hacer de la bocha un elemento de culto. Emergió esa amalgama defensiva que se reproduce sin dejar pensar al adversario en las 25 propias, cerca de Belén Succi, incluso en inferioridad numérica. Una última línea que encontró en el último partido del Champions Trophy 2012 la carátula de infranqueable.

Las chicas argentinas coincidieron que las británicas fueron las más regulares del torneo y algunos números le daban la derecha: mejor defensa con 4 goles recibidos, y ninguno de corto en 20 intentos. Pero el próximo anfitrión olímpico tenía un dato no menor en su contra como el ser debutante en una definición de carácter global, porque nunca había alcanzado una final de Champions, Mundial o JJ.OO.

Las de Danny Kerry seguramente hayan sentido la presión de tener que salir a ganar y atacaron poco, pero Argentina nunca le dio el control del partido para que pudieran hacerlo. Y cuando las europeas tuvieron la bocha, siempre apareció una inconmensurable Scarone o una Rodríguez para disolver la ofensiva. 

En su campo, las británicas mostraron la misma fortaleza que en todo el torneo, pero si Luciana dice presente, es imposible dominarla. Y si a Rocío Sánchez Moccia la ponen de "5", como a ella le gusta, puede ser la picante distribuidora de Liceo Naval (sin importar quien se ponga delante, porque es una encaradora irrespetuosa que tiene en su gambeta la llave para cualquier defensa, sea Mitre en un play off o Gran Bretaña en una Champions) una socia que puede hacer olvidar por momentos la ausencia de Soledad García.   

Argentina no machacó a las de rojo contra su arquera Beth Storry, pero fue superior. Y la confianza del dramático triunfo ante Van As, Paumen y Lammers agigantó la figura del local e hizo parecer el choque por el título un bonus track del partido del sábado. Así lo demostraron las Leonas en el sintético, con la bocha descansando en los palos de Lucha y Rochy; con una defensa que en el segundo tiempo no otorgó un solo corto para la efectividad de Crista Cullen y que sí estuvo durante esos 70 minutos en la cresta de la ola. Cuando todos esos factores se juntan, el triunfo es solo una consecuencia lógica. 





El plantel campeón que alineó inicialmente Carlos Retegui en la final fue: Belén Succi; Mariela Scarone, Silvina D´Elía, Noel Barrionuevo; Rocío Sánchez Moccia, Macarena Rodríguez; Josefina Sruoga, Luciana Aymar ©, Rosario Luchetti; Carla Rebecchi y Delfina Merino. Luego ingresaron Martina Cavallero, Daniela Sruoga, Roberta Werthein, Florencia Habif y Sofía Maccari. Acompañando desde el banco de suplentes estuvieron Laura Del Colle y María José Fernández. 


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