Tremendo knock out argentino a Holanda en semifinales del Champions Trophy. No en el resultado pero sí en el convencimiento. Sin arquero, igualdad de penal a segundos de los 70 minutos reglamentarios, sufriendo hasta la última jugada del alargue por un corto de Paumen, y festejo
holgado por penales australianos. Temperamento, convicción, actitud, sed de revancha,
pelotas. Así me gusta llamar a la ideología que profesan las Leonas en cancha (y afuera, también), porque la palabra
garra no es de mis favoritas, me resulta hipertrillada. Pero lo que hizo ayer este grupo de
talentos lo voy a resumir de esta forma, más fácil y abreviado porque sino puedo seguir sumando frases.
Había una única manera de tapar la cicatriz de Amstelveen, y era la que se vio en el Mundialista de Rosario. La remontada 0-3 a cargo de Maartje Paumen y la posterior victoria en penales australianos a favor de las neerlandesas no podía quedar como el recuerdo más fresco del clásico más relevante del hockey femenino de la última década. Las Leonas no lo podían tolerar. Debían darle un cachetazo aún mayor a las europeas, cargado con la bronca de esos siete meses que hubo que esperar la revancha de la anterior edición de la Champions.
Las virtudes y creencias en sí del team fueron, creo, la verdadera figura. Aunque si tengo que arriesgar por una labor individual destacada ayer, opto por Belén Succi, que cerró el arco en el 1-2 con unas tapadas abajo increíbles, esas que te llevan directo al vestuario con un desgarro. Y hay que agregar que defendió un par de fijos ante la siempre complicada
arrastrada naranja. Ahh, por si fuera poco, fue impasable en los shoot outs. Ahh, me olvidaba, incluso fue relevante al dejar el sintético.
Porque fue Sofía Maccari quién reemplazó a Belén Succi faltando cuatro minutos con el 1-2 y el reloj apremiando, para tener 11 jugadores de campo. La chica de SanFer había dejado en claro el viernes que “Esperábamos volver a encontrarlas y pase lo que pase queríamos volver a jugar este partido. Queríamos cruzarnos con ellas. Estamos convencidas de que podemos ganarles”. Y fue ella quién frenó un avance europeo por derecha. Y fue Maccari quién recuperó la bocha en mitad de cancha, esa bocha que fue el nacimiento del ataque que derivó en el penal a Delfina Merino. Ese que Noel Barrionuevo transformó en empate a los 69 minutos.
Los últimos cuatro minutos reglamentarios hicieron olvidar la ventaja que puso Josefina Sruoga a los 15´, y los tantos de Paumen y Van Den Heuvel para dar vuelta la historia. El análisis personal valora que Argentina haya logrado mantenerse a un solo gol de diferencia, porque en el segundo tiempo el seleccionado nacional, si bien no fue sometido por Holanda, estuvo más veces contra las cuerdas que cerca del empate (aunque haya habido un gol de Noel anulado). Pero los clásicos no se analizan, se ganan. Y el campeón olímpico no lo pudo liquidar.
Con el envión anímico, las pupilas de Retegui fueron más en el alargue, aunque no pudieron vulnerar a Sombroek. El destino quiso que en la última jugada un despeje sencillo en el área pegara en una jugadora local. Nuevo fijo holandés con todo el equipo de Caldas en el círculo argentino: Goofy pudo desviar el tiro de Paumen.
Al ver las risas entre Martina Cavallero, Mariela Scarone y Sofía Maccari, fue fácil entender que los penales australianos esta vez serían un trámite para Argentina. No había presión. El campeón del mundo ya había aniquilado las esperanzas del número 1 del ranking FIH en los 85 minutos de juego. Hubo tiempo para disfrutar los goles de Rocío Sánchez Moccia y el ole de Lucha a Sombroek (falló Silvina D´Elía), y para ver el show de Belén Succi al tapar las 4 ejecuciones del oponente.
Queda un pasito más para poder conseguir el Champions Trophy por primera vez en territorio nacional. El oponente será un debutante en finales en este torneo, Gran Bretaña, que dejó en el camino a Alemania por 2 a 0. Crista Cullen, Kate Walsh y compañía deberán tener algo más que un corto efectivo para vencer al temperamento argentino.